Considerado por muchos analistas como una extensión natural del coworking, el fenómeno Coliving Barcelona es una tendencia impulsada, sobre todo, por estudiantes internacionales de posgrados y jóvenes profesionales en busca de experiencias vitales y afinidades laborales. En espacios residenciales diseñados para compartir equipamientos y servicios, no solo hay interrelaciones en el ámbito doméstico sino que también se intercambian ideas, se crean sinergias para el desarrollo de proyectos y en definitiva, se forman interesantes redes de networking. Se trata de inquilinos que han contratado un alquiler mensual Barcelona, pero cuyas expectativas van mucho más del concepto tradicional de compartir piso. Al tener inquietudes profesionales, intereses y perfiles comunes, pueden cruzarse en ámbitos tan concretos que conforman una comunidad dinámica de enriquecimiento mutuo.
Si bien es cierto que España resulta muy atractiva para los nómadas digitales que buscan playas e islas para hacer teletrabajo en cualquier época del año, el perfil del usuario de un coliving en grandes ciudades como Madrid o Barcelona es más bien el de un profesional que concibe la vivienda como un servicio. Personas que por su trabajo o sus estudios superiores deciden pagar por un alquiler con todos los gastos incluidos y que, además, buscan un valor añadido en la comunidad de la que formarán parte por un tiempo determinado.
En este modelo, las empresas especializadas en alquiler de apartamentos por meses como Lodging ofrecen un producto híbrido que combina lo mejor de un alojamiento con servicios de primer nivel con el plus de un conjunto de coworkers que son mucho más que vecinos. La afinidad social es un aspecto fundamental del coliving y para conseguirla es importante que el edificio tenga un concepto que lo defina claramente para que quienes vivan aquí se sientan identificados y respondan a un perfil muy similar.
Según los analistas, se trata de jóvenes de entre 20 y 40 años de edad que buscan espacios ‘Plug and Play’, es decir, con todos los servicios incluidos en la mensualidad. No quieren ocuparse de ningún tema relativo a la administración o mantenimiento de la vivienda y, por tanto, pagan una cuota fija que cubra suministros, limpieza, imprevistos y mantenimiento de zonas comunes. Suelen permanecer entre 3 y 24 meses en el piso de alquiler Barcelona y reclaman espacios compartidos para hacer coworking, practicar algún deporte y/o hacer vida social.
Apasionados por los nuevos retos, en Lodging Management sabemos que la gestión profesional de alquileres supone un perfecto equilibrio entre los intereses de los propietarios de pisos y las necesidades de los inquilinos. De modo que una comunidad coliving Barcelona es una gran oportunidad para revitalizar edificios que deben diversificarse más allá del turismo y ofrecer nuevas alternativas como el uso compartido por personas con afinidades profesionales y laborales. Coworkers que han llegado para quedarse por un buen tiempo y que aportan gran dinamismo con sus iniciativas.